sábado, 8 de junio de 2013

El avión secuestrado

¿Se puede derribar a un avión secuestrado sobre un territorio despoblado y, de este modo, matar a los pasajeros así como a los miembros de la tripulación que se encuentran a bordo y no tienen nada que ver con ello, si se sabe que el secuestrador quiere derribar el avión en un lugar (por ejemplo, en un gran aeropuerto) en el que morirían muchas más personas?

Este dilema me llama muchísimo la atención, ya que es una de especie de lo que coloquialmente se conoce como "de perdidos al río". ¿Mato a unas cuántas personas para salvar a otras, o no intervengo y que pase lo que tenga que pasar?

Veámoslo desde el punto de vista del presidente del país, el que decidirá si derribarlo o no. Como presidente, su misión es garantizar el bienestar de la máxima población posible, por lo que si derribando el avión mata a 50 personas, salva a 1500, ya que en el aeropuerto hay muchísima más gente. Le guste o no, es su misión, y la población lo eligió para que cuando se presentase un problema como este supiese afrontarlo.

Y ahora, veamoslo desde el punto de vista de los pasajeros del avión: están desconcertados, aterrorizados y sin saber exactamente que ocurre. Confian en que alguien los saque de ahí, en salir airosos de aquella situación, aunque no les queda demasiada esperanza. Sus vidas están en manos de un loco, aunque si el presidente hiciese algo, podría salvar a más personas a costa de de ellos.

Y, ¿Qué hay de los pasajeros del aeropuerto? Esas personas inocentes que no tiene culpa de nada, y que si no se actúa morirán. Las familias de todos ellos, los conocidos, todas sus vidas dejarían de existir, tan sólo serían restos de ceniza en mitad de lo que un día fue un aeropuerto.

Las razones por las que se debería derribar son que salvas más vidas de las que quitas, por lo que se compensa, supongo. Además, las personas del avión morirán igualmente. Es pura matemática, si restas las personas del aeropuerto menos las del avión y te da un número positivo, entonces debes hacerlo.

Pero, ¿quién es quién para decidir cuando poner fin a la vida de las personas? ¿Acaso puedo decidir cuando quiero que alguien deje de vivir, tomarme la justicia por mi cuenta y matarlo? El secuestrador del avión ya no tiene nada que perder, porque si aterriza lo meterán en la cárcel de por vida, y si no lo hace, morirá junto con el resto. Pero, ¿Y el presidente? ¿Puede él decidir quién vive o quién no? ¿Quién es más importante? Por lo visto sí, tiene el poder sobre todo el país, lo que el ordené, se deberá de cumplir.

Las razones por las que no se debería derribar son que matas a personas inocentes que no tienen nada que ver con ese atraco, que se han visto envueltas en él sin buscárselo y nadie tiene por qué acabar con sus vidas; pero, van a morir, indiferentemente de lo que haga el gobierno. 

Te llevas por delante a un montón de personas inocentes que nada tiene que ver con que a cualquiera se le vaya la cabeza y secuestre un avión, pero están metidos hasta el cuello sin quererlo. También se llevan por delante al piloto, una personas que está haciendo su trabajo honradamente, sin hacer daño a nadie.

Supongamos que no se hace nada, y se deja que las cosas pasen como tienen que pasar. La gente del aeropuerto muere, este se destruye (aunque la vida humana vale más que esta gran infraestructura) y no queda nada. Sería un atentado, que probablemente desencadenaría más atentados que posiblemente acabarían en conlifctos realmente serios.

Entonces, ¿Qué debería hacer?
Si decidiese hacerlo, tendría una carga moral para el resto de su vida, y parece que no, pero las cargas nos comen por dentro y nos quitan la vida, nos van minando, nos hacen reflexionar sobre lo que hemos hecho y acabamos volviéndonos locos porque no conseguimos sacarlo de nuestra cabeza. Pensar sobre ellos no sirve. Lamentarte no va a hacer que esas personas vuelvan.


Y es que, es una situación complicada, pero mi conclusión, es que se debería derribar porque salvas más vidas de las que quitas, y aunque quien decide quien vive o quien muere tenga una carga moral para toda su vida, sigue mereciendo la pena. Las personas que  van a bordo del avión se pueden dar por muertas, y ya que vas a morir, al menos salvas a alguien haciéndolo. Sé que es muy cruel matar a alguien que no tiene culpa de nada, a quien no conoces y al que su muerte va a causar mucho daño entre sus familiares y conocidos, pero no queda otro remedio. Además, derribarlo evitaría el riesgo de conflictos bélicos posteriores, porque el país contra el que se produciría el atentado no se quedaría quiero, y ahí empezaría todo. Bastantes guerras hemos tenido ya.

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